domingo, 10 de diciembre de 2017

Casas trogloditas y cuevas en Córdoba

Las casas-cueva han sido estudiadas a nivel andaluz con bastante detalle, especialmente destacanda su abundancia en la provincia de Granada. En Córdoba, son de sobra conocidas las que existieron en Iznajar, bien documentadas por distintos autores.

Ramírez Laguna en 1986 las describe como formas de viviendas primitivas, labradas sobre la roca "pedriza" en el perímetro donde se asienta la población. Especialmente en las calles Puerta del Rey, Calvario y Canganchuelo. Los cortes donde se excavaron hacen que dispongan de un escaso grueso de techo. Estaban habitadas por familias pobres sin otra posibilidad de vivienda. Estima que algunas pueden tener al menos 100 años.


Años 80 (siglo XX).
Foto de Ramírez Laguna. 

Disponían por lo general de una primera sala de acceso de planta rectangular con un hogar con chimenea en uno de sus lados. También una ventanilla a la fachada como única ventilación. Detrás, en una crujía aparte se tallaba otro habitáculo a modo de alcoba, y a veces dos o tres mas. Todas sus paredes y techos estaban bien labradas con planos y aristas bien definidas con algunas repisas, vasares y cantareras. Todas ellas eran blanqueadas, incluyendo la fachada. Exteriormente  disponían de cobertizos adosados, corralillos y sombrajos. También refiere otra tipología mixta de casa tejada con cueva hacia el interior.




Cueva de una crujía. 
Dibujo de Ramírez Laguna. 

Cuevas de dos crujías. 
Dibujo de Ramírez Laguna. 

Cueva de tres crujías. 
Dibujo de Ramírez Laguna. 


Anteriormente Luis Feduchi en 1978 dice: "En el exterior del núcleo urbano hay un conjunto de viviendas-cuevas, que se apoyan en la ladera, a poniente". Con anterioridad, hacia 1881, Manuel Cabronero cuantifica en 241 los albergues (barracas, cuevas o chozas) de esta localidad, sin saber cuantas serían de esta tipología troglodita. Sin embargo, a mediados del siglo XIX, Pascual Madoz no hace referencia alguna, solo dice: "tiene 368 casas cuyos cimientos son la misma piedra, sin necesitar empedrado".


Años 70 (siglo XX).
Foto de Luis Feduchi.

Aspecto actual (Foto Turismo Iznajar).


Años 70 (siglo XX).
Foto de Luis Feduchi.




Dibujo de Luis Feduchi.



Afortunadamente aún han llegado hasta nuestros tiempos muchas de ellas. A modo de curiosidad, la fotografiada por Feduchi se mantiene casi idéntica. Otras de la localidad están protegidas por el Plan General de Ordenación Urbana, que las cuantifica en unas 35 construcciones en diferentes estados de conservación y usos, muchas de ellas aún habitadas. 

Otra población donde  existieron también, es Hornachuelos, cuyo nombre tan significativo proviene del árabe:  "Furnuyulush", ciudad de los hoyos y del mozárabe: "formix-icis",  hornacho o bóveda subterránea. Su asentamiento rocoso sobre maciños calizos y calcarenitas del Mioceno propició el aprovechamiento de algunas cortaduras y cuevas para estos fines; especialmente en el paraje  Cuevas de los Carretas. Algunos afloramientos de estas rocas fueron tallados  Foto 1  en forma de bóvedas en torno a la Calle de los Molinos, donde aún se aprecian algunas bóvedas abandonadas. 

Esta imagen atribuida a la localidad de Palma del Río, de autoría y lugar desconocido, pudo corresponder a mi entender con alguna de estas cuevas. Encuentro ahora su similitud con esta otra, ya con techo de uralitas y uso como cuadra.


Casa-cueva (Palma del Río ?)


Posible localización de la anterior foto (Calle de los Molinos, Hornachuelos)
http://www.foro-ciudad.com/cordoba/hornachuelos/fotos/314966-cuevas.html.

Por otro lado, en muchos parajes dispersos de Sierra Morena fueron habituales los refugios y abrigos que aprovechando la abertura natural de ciertas cuevas, se habilitaron para dar cobijo a pastores y animales. Quiero destacar algunas como la Cueva de la Osa (Obejo), Cueva del Negro (Hornachuelos)Cueva de los Majadales (Almódovar del Río)Cuevas Matamoros (Adamuz)Cueva del Solapón (Adamuz)Peñamelaria, Meseta Blanca, La Palomera, La Asomadilla (Córdoba) y un largo listado en proceso de investigación por cuevasdecordoba.es. 



Así como otras instalaciones tipo minas ya construidas desde época romana y califal que estuvieron vinculadas con la extracción de piedra, como La Arruzafa  con sus Cuevas de Fray Diego, de la Higuera o de la Mula y la del Parador I. También las de La Albaida, Las Cuevas de Villarrubia, La Peñatejada, etc...

Destacar el caso de ciertos eremitorios tallados en la roca o aprovechando cuevas, como los casos de los que aún se conservan en Los Angeles (Hornachuelos), Los Conventos (Adamuz) y La Arruzafa (Córdoba).


Grabado de 1662 del Desierto de los Angeles (Hornachuelos).


El actual Seminario de Los Angeles y sus cuevas.
Foto Rafael Pulido Jurado


La única vivienda rehabilitada actualmente de esta tipología es un alojamiento rural llamado Cuevas del Pino cercano a la ciudad de Córdoba.


sábado, 18 de noviembre de 2017

Chozas enrocadas.

Con este término quiero definir una serie de tipologías de chozas que nada tienen que ver con las viviendas trogloditas o casas-cuevas, que también estuvieron presentes en la provincia de Córdoba, como el caso muy conocido de Iznajar, también Palma del Río y la sierra de Córdoba, estos últimos menos documentados. 

Estos cinco ejemplos de chozas "enrocadas" se distribuyen por distintos lugares, principalmente en Sierra Morena, donde la construcción aprovechaba en parte o totalmente el afloramiento de la roca madre, principalmente para obtener el cerramiento de alguna de sus paredes. 

Dos casos son de planta rectangular y el resto circulares irregulares. En cuanto a sus cubiertas, fueron de materiales vegetales todas menos una, que pudo ser de bóveda de cañón por aproximación de hiladas. Las vegetales se disponían a una y dos aguas, aprovechando el desnivel del terreno para crear la pendiente del colgadizo.

Las paredes de roca no construida se retocaron y tallaron en algún caso, y no es de extrañar que fueran trabajadas por canteros como frente para extraer bloques de granito, en el caso de las presentes en Los Pedroches (Belalcázar, Cardeña y Torrecampo).


Viñas Viejas (Belalcázar).

Choza de la Muda (Cardeña).

Posible recreación de su aspecto.

Hoya de la Condesa (Torrecampo).
Foto cortesía de  Jesús Cangas

Las Erillas (Villaviciosa de Córdoba).
Foto cortesía de Juan Relaño.


Choza II Fuenfría (Zuheros)


Posible recreación de su aspecto.



jueves, 14 de septiembre de 2017

Chozos en Las Quemadillas

Ya desde finales del siglo XIX se registra documentalmente alguna referencia de la presencia de chozas en este paraje de Las Quemadillas, localizado junto al Río Guadalquivir y la periferia Este de la ciudad de Córdoba. Tanto en 1896 como en 1933 se cita en la cartografía histórica (Instituto Geográfico y Catastral) una  alusión a una choza. 

En el estudio  "La planificación en la construcción de los poblados del Instituto Nacional de Colonización" de Pablo Rebasco, publicado en 2009 aparecen una serie de fotografías de la Zona Regable del Guadalmellato, sector I (Alcolea - las Quemadas), tomadas del Archivo Delegación INC en Córdoba.




Especialmente interesantes me resultan estas cuatro, que aunque no he podido reproducir con la necesaria calidad, si que pueden aportar datos sobre sus tipologías y materiales constructivos. de hecho, el referido estudio dice: "en la mayoría de ocasiones la vivienda rural de la zona del Guadalmellato se limitaba a una serie de chozos levantados con materiales vegetales o sobre pequeños tapiales mixtos, cuando no se presentaban en lugares insalubres e incluso peligrosos por la cercanía de ríos o barranqueras".









Las instantáneas fueron tomadas muy posiblemente en la década de los 40 del siglo XX con motivo de algún tipo de censo previo a los planes de colonización de la época franquista. Analizando ciertos detalles que se aprecian en ellas, se puede corroborar sus tipologías, tres de ellas de planta rectangular y construcción enteramente vegetal y disparidad de tamaños. Aparentemente sus armaduras podrían ser a base de pies derechos para las paredes y pares a dos aguas para las cubiertas, al estilo de los "ranchos" de Doñana o ciertas "barracas" del Delta del Ebro. Las entradas se disponen todas en sus cabeceras presentando un cierto alero.

Tipología vegetal.

En cuanto a sus materiales, la disponibilidad de maderas de los cercanos bosques de ribera del propio Río Guadalquivir o Arroyo Rabanales, hace pensar en el uso de troncos de álamos blancos, fresnos u olmos. Para los forros, podrían haberse utilizado cañas, carrizos, eneas o juncos.

Tipología mixta.

En relación a la cuarta imagen, la tipología corresponde a un grupo de chozas mixtas de tapial y cubierta vegetal a dos aguas. Son construcciones de planta rectangular, alineadas y sobrepuestas unas sobre otras. Ya se aprecia una con la techumbre de chapa metálica.




miércoles, 30 de agosto de 2017

Techado de paja ripiada (I).


Si buscamos el término ripiar encontraremos entre otras definiciones, las que se refieren al trabajo con fibras vegetales. Estas, describen una manera de ordenar, golpear y preparar vegetales para posteriores trabajos artesanales, como la elaboración de sombreros. Curiosamente en ningún caso aparece en relación al techado de cubiertas.




En las diferentes entrevistas realizadas a algunos informadores que conocían esta técnica en distintas zonas de la provincia de Córdoba, se desprende que los  términos acuñados por ellos  (ripiar, ripiado) hacen referencia al método que aprovechaba los restos de la cosecha de cereales tanto para el recubrimiento de almiares como chozas.

Grandes chozas de tapial en la término de Córdoba.

Almiar en el término de Alcaracejos.

Hemos documentado su empleo expresamente en localidades como Castro del río, Guadalcázar y Pedroche. Donde tanto hortelanos, agricultores como pastores construían sus chozas de muy diversas tipologías y usos.




Restos de una choza de cubierta de paja en Castro del Río.





Nueva choza de paja en Pedroche.



PROCESO DE TRABAJO


Tras la siega de los trigos, se rastrillaban y recogían todos los restos de paja de los campos que habían quedado desordenados tanto en longitud de caña como en orientación.

Luego, se alineaban en una especie de "almorrones" sobre el suelo, peinándolos con una horca para que quedaran ordenados y homogéneos. De esta manera, las cañas dobladas se ponían derechas y los trozos excesivamente pequeños se desprendían.

Posteriormente se mojaban con agua para que el material se ablandara y apelmazara. Se dejaba una noche y luego se empezaban a cortar  segmentos de unos 50 cms de anchura y 70 cms de longuitud. Con la ayuda de un "berduguillo", un simple palo con una cuerda atada en su extremo se ataban estas "pañetas" o "pareas" para que al subirlas hasta el techo no se deshicieran.




Es esta una de las técnicas de techado de cubiertas que aún no había experimentado. Precisamente estoy poniendo en práctica este método en la construcción propia de una choza actual, en la que llevo ya tres años trabajando.

En la siguiente secuencia de imágenes se aprecia el proceso de techado empleado, desde la siega hasta su remate.























La especie utilizada ha sido el "triticale" de la variedad Trujillo, un híbrido entre trigo y centeno que produce bastante paja. En nuestro caso, hemos segado principalmente con guadaña haciendo haces y gavillas donde la paja no quedara muy desordenada. La espiga no ha sido desprendida, desgranándola solo un poco a base de golpear los haces.



Continuará...