jueves, 9 de mayo de 2013

Chozas de la familia Rodríguez Herruzo.


El informador Juán Rodríguez Delgado, antiguo pastor de La Dehesilla, nos relata: “nací en 1942 en una de las chozas que mis abuelos hicieron en el  Ochavillo, en una parcela del municipio de La Rambla pero que está entre los de Guadalcázar y La Carlota”. 



Allí llegaron sus abuelos Rafael Rodríguez y Carmen Herruzo hacia 1917, viviendo los primeros años en chozos completamente vegetales. En años posteriores, junto al cerro Baldío, se hicieron otras chozas de tapial. En 1959 se construyó una casa ya tejada, que coexistió con las “tapichozas” hasta 1980. Hoy en día, este Cortijo del Ochavillo y sus chozas ya han desaparecido. 





Los primeros chozos, eran  ovalados con pies derechos de horcón y cubierta hasta el suelo, totalmente vegetales. Y las que las sucedieron con “tapichozas” a cuatro aguas, con distintas dependencias y diferentes edificaciones. Había una choza alargada como cocina, con dormitorio en un extremo separados por tabiques y/o cortinas. Otras chozas eran para los cerdos, las ovejas y las cabras. Las vacas y mulos se cobijaban en otra contigua, anexionada a la cocina llamada “tinaón”.

También aporta explicaciones realmente aclaradoras, en cuanto al procedimiento constructivo y los materiales utilizados: “lo primero, los tapiales de entre 80 y 100 cms. de anchura, de tierra apisonada y cantos rodados, hechos con moldes de tablas y agujas, posteriormente se encalaban”. 





La estructura de las cubiertas, se hacían con pitones para formar las “cruces” a modo de pares, unidos en su vértice con puntas hechas de olivo o acebuche y ataduras de cuerda. Para que no se combaran, en su tercio superior, se atravesaba un “barconcillo” haciendo la función de un nudillo. En algunas ocasiones se aseguraba el empuje lateral de la armadura sobre los muros con una “tiranta” de palo o pitón, y el longitudinal con el sistema de “lima bordón”, que conformaba finalmente una cubierta de cuatro aguas alargada. Horizontalmente se ataban hileras de cañas a modo de “alfajías”. Para darle consistencia al alero, se hacía una “bardilla” de “corcoja”, la coscoja (Quercus coccifera), o varetas de olivo. Se techaba con rastrojo “ripiao” de trigo duro o “recio” de pajas de 60-80 cms. de altura. También con retama (Retama sphaerocarpa). Las “pañetas o pareas” de paja se ataban de abajo a arriba sobre las hileras de cañas. Se grapaban con horquillas de hinojo. El “cumbrero” se remataba con estiércol apelmazado sobre la paja.

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