lunes, 16 de enero de 2012

Hornachuelos

Este municipio, comparte su extenso término entre dos comarcas diferentes; por un lado, una escasa fracción en “La Vega” dentro de la Depresión del Guadalquivir, y el resto en Sierra Morena. En el inventario de entidades de población y tipos de construcciones, realizado en 1887  por Manuel Cabronero[1], se dan por todo su territorio 122 albergues. Igualmente se citan distintas entidades de población con referencia de sus usos. Así, en el “Bramadero chico”, “Las Caleras”, “Zauzadilla”, “La Jurada” y “Lagar  de La Vereda” aparecen “casas de labor y albergues de trabajadores”. En “Los Canónigos” una “casa de guarda y albergues de trabajadores”; en la “Huerta de la Taranilla” una “casa de huerta y albergue de trabajadores”; y en la “Mina del Romano” diversas “casas  y albergue de mina”. 

Hay que tener en cuenta, que las cifras dadas, pueden incluir un buen porcentaje de viviendas-cueva, morfología que fue frecuente en la propia villa de Hornachuelos, donde existen grandes afloramientos de rocas calcarenitas. De hecho, el topónimo de la localidad proviene del topónimo “hornachos-cuevas”.

Pascual Madoz[2] en 1845, refiere en el Castillo de Hornachuelos, “algunas casas tejadas y varias chozas que han buscado apoyo en los muros y torres de la desmantelada fortaleza”.

Por otro lado, en la zona de “La Vega”, ya desde finales del siglo XIX, aparecen diversas referencias de chozas y chozos en las fincas y cortijos: un chozo en el “Cortijo del Bramadero donde el famoso anarquista, Juán José Bernete Aguayo “Capitán Chimeno”, nació en 1902[3]. Otros en “Nublos” junto a la “Cañada Real Soriana”, en “El Bugeo”, “Las Alberquillas” y “Moratalla”. En esta última finca, utilizada desde siempre por la nobleza como residencia y cazadero, encontramos dos interesantes registros fotográficos[4] de excelente calidad, posiblemente de los más antiguos en los que aparezca la temática de este estudio. Se trata de sendas imágenes realizadas en 1887 por el primer Marqués de Viana, Teobaldo de Saavedra y Cueto. En la primera, se aprecia un chozo de planta circular de construcción íntegramente vegetal ante el que posan un hombre y un niño rodeados de todos sus utensilios caseros. En la segunda, varias familias de carboneros muestran una construcción similar a la anterior. 

"Choza en Moratalla en 1887". Cortesía de la Fundación Cajasur.
"Desmontadores en su choza, en el coto de Moratalla en abril de 1887".
Cortesía de la Fundación Cajasur.

En el sector norteño del término, fue igualmente frecuente este tipo de hábitat disperso. Aún se conservan chozos aislados y auténticos poblados formados por “ranchos” de chozas, corrales, zahurdas y hornos en muchos rincones recónditos de la Sierra. Así, los encontramos en los parajes de “Esparto”, “Chozas del Ratón”, “Choza de la Ropería”, “Torralba”, “Torilejos”, “Cerrejón y Los Llanos”, “Juán Calvillo”, “Casas del Escorial”, “Adelfillas”, “Caños Altos” y “Los Peñones”.



[1] CABRONERO Y ROMERO, M. (1891). Resumen por ayuntamientos de todos los edificios y albergues. Hornachuelos (pag. 83).
[2] SÁNCHEZ ZURRO, D. (ed.) (1987). Pascual Madoz (1845-1850). (pag.180).
[3] (www.todoslosnombres.org).
[4] Fotografías procedentes del Archivo Histórico del Palacio de Viana, cortesía de la Funación Cajasur ref. (AHV, 52) y (AHV, 41).

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