sábado, 5 de mayo de 2012

Inversión constructiva (I).

Cuando empecé a plantearme poner en práctica de manera personal, las diferentes técnicas constructivas de las chozas,  no realicé ningún plano y creo que ni siquiera dibujos o bocetos, como siempre hago, por deformación profesional con otros proyectos de tipo artístico. Sin embargo, si que realicé algunas maquetas, también de materiales vegetales, que me ayudaron a visualizar algunos problemas y sus soluciones.



Maqueta de un chozo portátil.

Todo lo escuchado de los informadores y leído en la documentación, se fundía en la cabeza, e iba surgiendo de manera más o menos espontánea durante el proceso de construcción. Probablemente, esto último es lo que harían los antiguos constructores de chozas. La intuición y la lógica, a parte de ciertos conocimientos trasmitidos, son la base teórica de este tipo de arquitectura vernácula.

En mi caso, la elección de los materiales, venía determinada por su disponibilidad en el entorno. En una finca propia, llamada “Chozas de la Parrilla”, de la localidad de Guadalcázar, podía disponer de las maderas de poda de los Acebuches (Olea europea, var. sylvestris) y de los vástagos florales del Magei (Agabe americana). Otras plantas silvestres posibles eran, la Retama (Retama phaerocarpa), Avena Loca (Avena sativa), Junco churrero (Srcirpus olochoenus) y la Caña (Arundo donax). Para su obtención, el coste económico es prácticamente nulo, basado únicamente en su recolección (corta o siega). Todo depende, de si el procedimiento se hace con herramientas manuales o se emplea alguna maquinaria (desbrozadora, motosierra, etc.), optimizándose así más el tiempo. Sin embargo, en la siega de bálagos y paja, se hace necesariamente obligatorias las herramientas manuales.

En cuanto a la durabilidad de las materias primas, no dispongo de estudios específicos, pero hay unas fibras mas perdurables que otras, influyendo en su degradación aspectos como la buena técnica y cuidado en el proceso de techar, la climatología, el mantenimiento, etc. Pongo el ejemplo de las cuerdas, cuyas plantas para su elaboración, se pueden ordenar de mayor a menor resistencia: Esparto (Stipa tenacissima), Cáñamo (Cannabis sativa), Palmito (Chamaerops humilis L.), Pita (Agave americana) y Juncia (Cyperus spp).


Techado con paja de avena loca.
La misma paja, despues de cuatro años.

En el caso de los bálagos y otras fibras, es conocida la buena longevidad del todo el género de juncos y juncias, así como del cereal Centeno (Sacale cereale). Algunos informadores, como el carbonero Juán Barrero, comentan que algunas chozas de juncos podían durar hasta 7 u 8 años sin mantenimiento, eso si, cosidas con cuerda de esparto. En otras chozas techadas con paja “ripiada”, cada año había que reponer las partes desprendidas o podridas, pues la paja se descompone fácilmente con la acción del sol, el viento y la lluvia.


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