Este tipo de chozas eran construidas y habitadas por personas que se dedicaban a roturar el monte, a elaborar carbón y picón, cortar leña, etc. Estas faenas suponían una temporalidad de alojamiento en los bosques y las dehesas. Durante gran parte del siglo XIX y XX, de esta actividad forestal sobrevivía la capa más humilde del escalafón social. De hecho, los acuerdos siempre eran mucho más ventajosos para los propietarios de las fincas. A cambio de su roturación para la posterior puesta en cultivo o pastizal, los carboneros solo tenían derecho a vender el carbón y el picón, sin salario alguno.
Según la zona, eran llamados de distintas formas: “materos” en Villanueva de Córdoba, “rancheros” y “roceros” en Villaviciosa de Córdoba y Hornachuelos, o simplemente “carboneros” y “piconeros” por casi toda la provincia.
En Castro del Río y algunas fincas de Aguilar de la Frontera, se daba un tipo de chozos de carboneros, enteramente vegetales, siendo su planta circular de unos 4 m . de diámetro por 3 - 4 m . de altura. Estas podían ser habitadas por entre 3 y 6 personas. La armadura se realizaba con maderas seleccionadas de las que se desmontaban, encinas principalmente, aunque también olivos y quejigos; habría que indicar que en la primera mitad del siglo XX, esta zona estaba poblada por retazos de monte alto del originario bosque mediterráneo, que fue sustituyéndose por olivar, viñas y sembraduras, hasta conformar el paisaje que actualmente se aprecia. Asegurada bien dicha armadura con cuerdas de esparto o pita, se cubría con “tapas” de ramajes y finalmente se techaba con un forro de juncos que se sujetaba con anillos exteriores de cuerda.
Forma típica de choza de carboneros. |
Comenta el informador (Juán Barrero, conv. pers.) que algunas chozas de juncos podían durar hasta 8 años sin mantenimiento. Disponía de un único vano, la entrada, a la que se le realizaba un alero o pasillo para protegerla de la lluvia. En el interior se disponían los camastros, hechos también de maderas y capas de diversas plantas como juncos, juncias y rastrojos de cebada, trigo o avena, así como lana de oveja. El hogar se hacía en el centro, realizando un hueco directamente en la tierra. Cuando el trabajo requería de burros o mulos para acarrear leña y carbón durante cierto tiempo, se hacía también una choza para estos animales, que era de similares característica a las habitadas por las personas. Durante los trabajos de temporada de verano, se construían otras más ligeras y sin forro de juncos.
Juán Barrero Moriana, antiguo carbonero de Llanos del Espinar (Castro del Río). |
Nos muestra su colección de herramientas del este oficio. |
Hola Rafael, he llegado hasta aquí buscando información sobre los antiguos piconeros o rancheros que pululaban por los campos andaluces a principios del siglo pasado. Estoy escribiendo una cosilla sobre ellos y su relación personal y profesional con los ganaderos y agricultores, pero no encuentro nada o casi nada. Sabrías pasarme bibliografía, o referencias donde puedo encontrarla. Veo que tú estás muy bien informado y que te gusta el tema. A ver si tengo suerte. Gracias. Enhorabuena por tu Blog, es muy interesante.
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