Hace un par de años, fui a dar una pequeña conferencia en el Museo del Pastor, de la localidad cordobesa de Villaralto, con motivo del “Día Internacional de los Museos”. Su director, Francisco Godoy, me invitó amablemente a exponer en este espacio tan idóneo, el proyecto de investigación que pretendía iniciar y algunos detalles sobre este tipo de arquitectura pastoril.
Cartel del evento. |
Al finalizar, una mujer de entre las personas que asistieron, me contó un caso realmente curioso, relacionado con los chozos. Es conocida en la comarca de Los Pedroches, la relación de este pequeño municipio de Villaralto con el ancestral oficio del pastoreo. Muchos de sus habitantes, han trabajado como pastores o han tenido relación con este oficio. Particularmente, esta persona mayor, recordaba un hecho de la niñez, acontecido en un chozo vegetal de los que se realizaban para majadear con los rebaños de ovejas. “Un día, los niños de una familia de pastores se encontraron un globo”, decía; “lo metieron en el chozo”, prosiguió aludiendo al entusiasmo de aquellos chavales por el sorprendente hallazgo; “y el globo, al calor del hogar que había en el chozo, empezó a hincharse, hasta que rebentó, destrozando el chozo”. Menuda sorpresa se llevarían los padres al escuchar la justificación de sus hijos.
El artefacto, probablemente fuera un globo sonda, de los que se utilizan para mediciones metereológicas, que al tener helio, se calentaría con el fuego, dilatándose hasta romperse. Esta es la única hipótesis que hemos podido vislumbrar a este curioso incidente.