viernes, 30 de marzo de 2012

El junco churrero.


Fue una de las plantas mas ámpliamente utilizadas para techar chozas en la provincia de Córdoba. Igualmente, la presencia de esta especie en el paisaje, es un indicativo de humedad freática bajo el subsuelo, circunstancia que ha servido para realizar pequeños pozos y manantiales, con los que abastecerse de agua.
 
Especie
 Scirpoides holoschoenus (L.) Sojàk
Familia
Cyperáceas.
Nombres vernáculos
Junco churrero, falso junco, junco, junco común.
Fotos/dibujos



Descripción
Es una hierba perenne, muy cespitosa con rizoma desarrollado. De tallos cilíndricos y hojas reducidas a vainas en la base. Las flores están formadas por glomérulos globosos sésiles o con pedúnculos. Es una planta muy variable en cuanto al porte y la inflorescencia.
Distribución  en Córdoba
Todo el territorio.
Abundancia
Muy abundante.
Hábitat
Prados y terrenos con humedad en todo tipo de sustratos, aunque preferentemente prefiere los arenosos.
Tamaño máximo
Puede medir hasta 120 cm. de altura.
Aplicación y época de recogida
Material muy utilizado como forro de cubiertas,  tanto de pequeños chozos portátiles como grandes chozas mixtas. También para camastros y yacijas dentro de estas. Se siega con hoz u hocino, al final del verano y en otoño. Requiere de su secado para utilizarlo, pues si se cose húmedo, luego encogen los nudos y se puede escurrir el material.
Observaciones.
También se ha utilizado para ciertos elementos de cestería y hasta no hace muchas décadas, para llevar los populares “churros” o “geringos”, de ahí su nombre.



miércoles, 28 de marzo de 2012

Mobiliario y ajuar doméstico (II).





Cernidor.
Pequeña criba de madera y metal, utilizada en la cocina para limpiar la harina y otros usos.


Guadalcázar.

Comedero.
Contenedor portátil y de madera, donde echar de comer a las aves de corral.


Fuente Obejuna.

Costilla o percha.
Trampa para cazar pájaros o roedores, hecha de hierro y alambres.


Córdoba.

Cuartilla.
Al igual que el “celemín”, servía para medir un volumen de grano, con la diferencia de un mayor tamaño, la forma de cuña y disponer de un asa para su manejo.




Cuchara.
Cubierto de madera, que tallaban antiguamente los pastores.


Elaboración propia.

Cucharón.
Cuenco de corcho de alcornoque, aprovechado de una forma natural del árbol, que se utilizaba para sacar o beber agua de los manantiales.


Hornachuelos.

Chimenea.
Elemento constructivo que disponían algunas chozas de cúpula. Constaba de un tiro con marco de madera o hierro y tabiques de ladrillo. Otras, aparecen talladas en el propio muro.


Chozo Blanco, Los Blázquez.

Dornillo o dornajo.
Cuenco de madera tallada utilizado para majar o como propio recipiente donde comer. Se hacían en maderas de encina o fresno.


Los Pedroches.

Escobón.
Escoba para barrer, hecha de fibras vegetales como palmito, zahina o tamujo, entre otras.


Guadalcázar.

Garabato.
Percha móvil realizada con la horquilla de una rama.


La Carlota.



domingo, 25 de marzo de 2012

Chozas de David de Almería (Guadalcázar).

Ref.: GUA-40
Coordenadas huso UTM: 30 S x.327699 y.4177940  
Término municipal y comarcas: Guadalcázar, La Vega (D. del Guadalquivir).                         
Asentamiento compuesto por dos chozas mixtas, ubicadas entre el “Arroyo de la Cañada” y “el Masegoso”, dentro de la finca La Dehesilla”. Igualmente localizadas junto al antiguo “Camino de Guadalcázar a las Pinedas”. Fueron, vivienda y otras dependencias de agricultores y ganaderos, entre los años 1950 y 1970, aproximadamente. Su estado de conservación es ruinoso, con los restos del tapial ya muy erosionados.




Recreación de sus estados originales.


Características y técnicas constructivas:
Sus plantas rectangulares, se asientan sobre terreno llano en la base de una colina. Las dos chozas se disponen alineadas en paralelo y con las entradas enfrentadas. La choza-vivienda tiene dos habitaciones (A-B), separadas por muro de tapial y un recodo a modo de zaguán. En la otra choza-tinahón, se distinguen tres espacios interiores (C-D-E), uno de ellos en forma de cuña, que pudo ser un pequeño patio de una zahurda. Los paramentos están hechos  de tapial, compuesto por tierras arcillosas rojas y gravas menudas; igualmente, en un muro de refuerzo, se incorporan cantos rodados de cuarcita de gran tamaño tomados con barro. Originalmente, las paredes estuvieron enfoscadas y encaladas en ambas caras del muro. No se aprecia la solera, que en muchos casos se hacía de tierra apisonada o tratada con almagra. La cubierta, debió ser de armadura de pitones y/o maderas de acebuche, estando recubierta de juncos o paja ripiada. No se aprecia la existencia de vanos para ventanas, debido al deterioro de las ruinas, pero es muy probable que las tuviera.


Panorámica de las ruinas de la choza-vivienda.

Ruinas de la choza-tinahón.

Vista general del conjunto.

Detalle del tapial y del enfoscado.

Planimetría: planta exterior: (crujía A-B): 14.80 x 4.10 m.; (crujía C-D-E): 12.00 x 4.30 m. y 12 x 3.30 m.; planta interior: (hab. A): 6.70 x 3.00 m.; (hab. B): 5.70 x 3.00 m.; (hab. C, planta cuña): 3.00 x 3.50 m.; (hab. D): 4.50 x 2.30 m.; (hab. E): 2.50 x 2.30 m.; ancho muro: (crujía A-B): exteriores: 0.45 – 0.70 m.; interiores: 0.30 – 0.60 m.; (crujía C-D-E): exteriores: 0.45 – 0.50 m.;  interiores: 0.45 – 0.50 m.; alturas: muros: (crujía A-B): 1.20 m.; (crujía C-D-E): 1.00 m.; entradas: (sin dinteles): (crujía A-B): 0.90 - 1.20 m.; (crujía C-D-E): 0.90 x 1.00 m.; otros elementos: distancia entre chozas: 10.20 m.; orientación de las entradas: (crujía A-B): SE; (crujía C-D-E): NW; orientación de las crujías: NW – SE.


Plano de la choza-vivienda (planta y sección).

Plano de la choza-tinahón (planta y sección).

Plano general del asentamiento.


Observaciones: En su entorno, de aprecia la base derruida de una tapia de delimitación de la parcela, y la existencia de un pequeño pozo en el arroyo próximo. Los informadores (Juan Rodríguez Herruzo y Miguel Herzog López, conv. pers.) han aportado algunos detalles sobre este enclave.

Consultando las fuentes documentales, se podría asegurar que este asentamiento no existía aún en 1946, según un plano del Instituto Nacional de Colonización; sí aparece en 1956, en la ortofoto del vuelo americano. Se cree que  fueron deshabitadas hacia la década de los 70.

David de “Almería”, era uno de los muchos parcelistas que habitaron en chozas, en esta finca. El apodo de este, da idea del lugar de su procedencia. Fue habitual durante la post-guerra, la llegada de familias desde la provincia de Almería, popularmente llamados “mangurrinos”,  a estas tierras de la Vega y Las Colonias.

Fotos y dibujos del autor.

viernes, 23 de marzo de 2012

Almiares

Con este nombre de tan clara resonancia árabe, se define una tipología de construcción efímera, con la funcionalidad del aprovisionar paja con que alimentar el ganado, durante los periodos de escasez de hierba. Se ubicaban a la intemperie en contraposición a los pajares construidos dentro de edificios. Puesto que permanecían expuestos a la lluvia, debían de impermeabilizarse adecuadamente. Así, se cubría su contenido con la propia paja, realizando un forro de haces grapados en técnica y formas similares a la empleada para las cubiertas de las chozas. Para ello, se hacían unas horquillas de hinojo, adelfa o viznaga, a modo de grapas. Se construían generalmente, en formas alargadas a dos aguas, llegando a ser en ciertas ocasiones de impresionantes dimensiones.


Almiar en Alcaracejos. Foto en (FLORES, 1979).

El naturalista Francisco Bernis[1], los cita como muy frecuentes en las campiñas de Córdoba y Sevilla, al describir estos peculiares soportes donde anidaban las cigüeñas blancas, hacia la década de los cincuenta del pasado siglo.


Almiar junto a cortijo campiñés.
Cortesía del Archivo Municipal de Córdoba.

A lo largo de este estudio, ya no se ha localizado ninguno, y probablemente ya nadie los haga, pero tenemos la referencia de una persona en el Barrio de la Estación (Guadalcázar), que hasta no hace muchos años se los hacía para el consumo de sus animales. En la zona de La Carlota y Fuente Palmera, se ha constatado que existían personas dedicadas específicamente a techar chozas y almiares. De Palma del Río, disponemos de una fotografía aérea donde en su margen superior izquierdo, se aprecian dos almiares de grandes dimensiones. Igualmente, en algunos de los cortijos y fincas de su entorno, se distinguen algunos con planta en forma de semicírculo, e igualmente de gran formato, en la ortofoto del vuelo americano de 1956.


Vista aérea de Palma del Río, en 1950.
(www.ayto-palmadelrio.es).


[1] (BERNIS, 1981). La Cigüeña blanca en España.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Cestería.

Dentro de la vida cotidiana, de las gentes que vivieron en chozas, algunos de los envases para transportar y contener alimentos, aparejos, útiles y algunas partes del mobiliario, se hacían, con los mismos materiales que sus propias viviendas, es decir, de fibras vegetales.

La cestería tradicional de la provincia de Córdoba, se ha centrado en las diversas plantas que el medio ha ofrecido en cada una de las comarcas, o que han sido cultivadas expresamente. Así, y a grandes rasgos: en la Subbetica se utilizaba “escaña” y “esparto”; también empleados en la Campiña Alta y Baja junto a “vareta de olivo, “paja” y “cáñamo”; en La Vega y Las Colonias, aparece el empleo de “palmito”, “pita”, “zahina”, “caña” y “enea”; y en Sierra Morena, sin embargo, eran aprovechados otros, como “mimbre”, “juncia”, “paja de centeno”, “cáñamo” y “enea”.


Tapa de orza en escaña (Priego de Córdoba).

Cesto de mimbre cortado (Pozoblanco).

Asiento de enea (Fuente Obejuna).

Huevera de varetas (Castro del Río).
 
En cuanto a las técnicas, comentar que las más habituales son el “tejido”, que permite contenedores de muy diversos tamaños y formas, principalmente con materiales rígidos como la caña, el mimbre y las varetas de olivo. Con las dos primeras, se podía aplicar el “hendido”, dividiendo el calibre de las varas. También, se facturaban piezas de “cosido en espiral” para la paja, la juncia y el esparto; e igualmente la “pleita”, aplicable tanto al esparto como el palmito.


Escobón de zahina y palmito (Guadalcázar).

Enjugadera de varetas de olivo (Guadalcázar).

Esta tradición artesanal, está a punto de desaparecer; sólo algunas personas mayores las mantienen ya por gusto, en algunos de nuestros pueblos. Citar, sólo a título representativo, el trabajo de Francisco Romero Villatoro el “Rubio” (Castro del Río), artesano ya desaparecido, que se centraba principalmente en la cestería de varetas de olivo; el “Solita” y el “Lento” (Guadalcázar), que aún trabajan vareta de olivo, enea y zahina; Juan Hidalgo (Montoro) con sus piezas de esparto, y otros muchos anónimos en La Victoria (cestos de varetas), La Carlota (cestería), Los Blázquez (cestos de juncia), Priego de Córdoba (adornos de escaña), etc. Cuando ellos nos dejen, este patrimonio inmaterial, también se perderá si no actuamos para conservarlo.


Bote de esparto y rafia (La Carlota).

Cesta de caña y varetas (La Carlota).


Cortadera de varetas (La Carlota).

  
Colección particular (Mónica López y Rafael Pulido).

martes, 20 de marzo de 2012

La Serena Cordobesa.

No es que ahora me haya vuelto poeta; lo que quiero describir con este título, es uno de los parajes más extremos y duros de la provincia de Córdoba. Este fin de semana, estuve visitando y catalogando antiguas chozas en el término de Belalcázar, con la inestimable ayuda de mi amigo Juan Manuel Sánchez Esquinas. La zona a la que me refiero, es el territorio limítrofe con Extremadura que es delimitado por el ondulante cauce del Río Zújar. Sin lugar a dudas, uno de los paisajes más desforestados y esteparios que conozco, con suelos pizarrosos muy pobres, poblados únicamente de retamas, aulagas y tomillos.

Desde hace siglos, fue zona tradicional de pastoreo de las merinas mesteñas; sus pastizales y majadales servían de alimento durante los meses invernales a miles de ovejas trashumantes, que aprovechaban su primera otoñada y que los apuraban hasta la primavera, antes de marcharse al norte peninsular. Todo este ancestral movimiento ganadero, desapareció hace décadas, quedado aún de este fenómeno, las ruinas de multitud de albergues y corrales diseminadas por estas ásperas lomas; así como el recuerdo de sus formas y tipologías: “chozas de casal”, “chozos” y “chozuelas”.



Paisajes con chozas en El Renal (Belalcázar).

Hablando con algunos ganaderos locales, que mantienen actualmente rebaños por estas fincas, comentaban, que este año están volviéndose a plantear moverlas hacia la Sierra de Albarracín (Teruel) o a los Picos de Europa (León-Asturias), después de años sin hacerlo. Esta decisión viene motivada por la extrema sequía, que sufren este invierno. Los pastos son ya, a estas alturas de marzo, casi inexistentes. Incluso se plantearían llevarlas andando por las cañadas, como hace siglos, debido al coste del desplazamiento en camiones y su combustible. Después de tanto tiempo argumentando la recuperación de estos caminos y su patrimonio asociado, al final, por otras circunstancias ajenas (climatología y crisis), volveremos a la gestión tradicional de la ganadería extensiva.

lunes, 19 de marzo de 2012

El centeno.

Este antiguo cereal, dio de comer a muchas familias, gracias a su rusticidad. Con su grano se hacía el amargoso “pan moreno”, el pan de los pobres. Igualmente, su paja se utilizaba para hacer chozos.

Especie
Sacale cereale
Familia
Gramíneas.
Nombres vernáculos
Centeno.
Fotos/dibujos



  
Campo de centeno en Belalcázar.
Comparativa entre centeno, espelta, escaña, avena, cebada y trigo.

Descripción
Gramínea anual cultivada de gran altura.
Distribución  en Córdoba
Se daba en toda Sierra Morena y puntualmente en algunas zonas de Campiña.
Abundancia
Frecuente.
Hábitat
Terrenos más pobres, fríos y lluviosos.
Tamaño máximo
Puede llegar a alcanzar de 1.50 a 2.00 m. de altura.
Aplicación y época de recogida
Sus largos “bálagos” se utilizaban para forro de cubiertas de chozos portátiles. Como todos los cereales, se siega al principio del verano. En algunas zonas de Extremadura, y probablemente en Los Pedroches, se utilizaba también para cestería fina. Aún sigue siendo, el material tradicional de relleno para albardones y monturas de caballerías.
Observaciones.
Su cultivo tradicional casi ha desaparecido. Puntualmente, se está volviendo a plantar en algunas zonas de Belalcázar, como planta forrajera. Existe, desde hace unas décadas un híbrido, el “Triticale”, destinado a tal fin.