viernes, 12 de febrero de 2016

Una experiencia de techado con retama.

Desde que empecé con esto, siempre me ha gustado comprobar personalmente las cosas, y sobre todo, poner en practica todo lo observado y transmitido por los informadores. He techado ya con diversos tipos de plantas: paja de centeno, paja de avena loca, junco churrero; pero me faltaba una muy importante: la retama

Los techados con Retama común (Retama sphaerocarpa), fueron muy frecuentes en casi toda la provincia de Córdoba. Desde la Subbética a diversos enclaves de Sierra Morena, pasando incluso por la Campiña, este material fue usado en el recubrimiento de diversas tipologías de chozas, tanto vegetales como mixtas.




Choza acabada en 2009 con techo de juncos.


Aspecto interior.

En 2008 iniciamos la construcción de una choza vegetal para usarla como gallinero en el término municipal de Guadalcázar. Se trata de una choza de planta rectangular de unos 4 x 2 metros realizada con paredes de postes de madera y tabiques de cañizo enfoscado con barro, paja y cal. La armadura es de palos de pino y cañas, planteada a cuatro aguas y con una fuerte inclinación. El forro inicialmente se realizó con junco churrero (Scirpus holochoenus). Con el paso del tiempo (ya 7 años), se ha deteriorado bastante por causa de los animales (burros, gallinas, gorriones, ratas, etc.),  la lluvia y el viento.




Iniciando la restauración.

Este invierno tocaba restaurarla, por lo que expongo aquí mi propia experiencia y conclusiones: 

El junco no ha resultado tan duradero como inicialmente había pensado, a pesar de haberlo segado en el momento oportuno (otoño) y secado previamente al sol. Se cosió a las "alfagías" o riostras de caña con cuerda de pita (magei) y a pequeños haces, lo que ahora pienso fue un error. Tenía que haberlas montado con mas grueso y espesor y fijarlas con otras riostras de cañas  desde el exterior. 




Proceso actual de retechado.

Ahora he saneado todo el junco podrido, parcheado los huecos que habían abierto los animales, bien con otros juncos o con hojas de caña. Luego he fijado todo el entramado anterior de juncos con tiras horizontales de caña desde el exterior, que luego me servirán para clavar las ramas de retama.



Testero repuesto de cañas.

Parches de juncos.

Tras recolectar las ramitas de retama, mediante una poda selectiva de los arbustos disponibles, se montaban directamente en verde sobre estas cañas. De abajo a arriba (del alero a la cumbrera) se van clavando literalmente entre los juncos y las cañas horizontales. Toda la estructura se queda escalonada por lo que se supone que la lluvia resbalará, dejando impermeable la cubierta. Su acarreo se realizó con la ayuda de una burra aparejada con albarda y angarillas de agujas de madera. 



Ramas podadas.

Güira con los pinchos.


Montaje de las capas de forro.


Trabajando en la cumbrera.


Retamas ya montadas.



Remate de la cumbrera.

El proceso no ha resultado especialmente complejo, y solo queda comprobar como se comporta el material cuando se seque definitivamente. Una de las ventajas del empleo de retama en el techado de chozas, es que al ser una planta poco palatable, e incluso tóxica para la ganadería,  impide que estas construcciones sean comidas por los herbívoros, situación que si ocurre cuando se hace de bálagos o juncos. 


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