Irse de vacaciones, no significa necesariamente hacer lo que habitualmente
hace todo el mundo: playa, chiringuito, tumbona, etc. . En mi caso,
aprovechar este descanso estival supone también viajar con la familia a otros
territorios, conociendo sus ciudades, sus pueblos, las costumbres de
sus gentes, recurrir con cualquier excusa, a seguir educando y
aprendiendo fuera del ámbito escolar, siempre tan encorsetado, que
nuestros hijos a veces no relacionan lo aprendido en la escuela con
la realidad palpable.
Barraca 5. |
Este verano, entre playa y playa, un día nos acercamos a la localidad tarraconense de La Sénia, uno de los pueblos de la comarca del Montsiá, cerca del Delta del Ebro. Ya habíamos estado por allí con
anterioridad otros años admirando sus paisajes serranos poblados de
magníficos pinares y hayedos, sus campos abancalados y cerrados de
infinitas cercas de piedra seca, donde el viajero puede contemplar
muchos de sus olivos singulares, tanto centenarios como milenarios.
Piedra seca. Barraca 7. |
Nos
paramos a preguntar y recavar información sobre nuevos puntos de
interés de la comarca en su Oficina de Turismo; una antigua escuela
que muestra también muchos aspectos del próximo Parque Natural dels
Ports. Allí, fuimos detalladamente atendidos por el muchacho que
llevaba el centro. Fuera de lo que habitualmente le consulta el
público, lo bombardeamos a preguntas sobre mapas, botánica,
senderos, fauna, etnografía, olivos centenarios, y a todas ellas
supo aportarnos algo. Al preguntarle sobre si existían barracas de
piedra por allí, pues sólo había podido visitar un par de ellas que se
pusieron en valor en otro municipio cercano de la comarca, nos
mostró de su colección personal y para mi sorpresa, un cuidado
libro sobre la piedra seca en Tarragona. Mientras ojeaba las
impresionantes fotografías de las barracas, algunas casi auténticas
"minicatedrales" , me indicaba sobre el mapa de la zona
algunas rutas donde podíamos acercarnos cómodamente para ver esas
construcciones. La mayoría se encontraban en la limítrofe Rossell,
un término ya de Castelló.
Barraca 7. |
La
conversación entre nosotros, fluía entre catalán y castellano,
pues algunas palabras específicas son difícilmente traducibles. Por
ejemplo, el definía como "cucurrollas" a las cubiertas de
falsa cúpula de estas chozas, aunque genéricamente son llamadas por
allí "barracas". Conocía bien todo el entresijo de
caminos y olivares de la zona; curiosamente me comentaba, que por
cuestiones laborales anteriores se había visto obligado, muy a su
pesar, a derribar con maquinaria algunas de ellas en ciertas fincas
donde los propietarios estaban modificando el sistema tradicional de
usos de estos legendarios paisajes. Y así es, desde hace décadas
estos viejos olivares están siendo gravemente alterados y destruidos
por cuestiones especulativas como el saqueo de ejemplares centenarios
para jardinería, la urbanización tanto "legal" como
clandestina de algunas zonas mas costeras, las canteras, la
proliferación de granjas intensivas de cerdos o pollos, y en general
el abandono de sus ancestrales usos agrícolas y ganaderos.
Barraca 64. |
Puestos ya en camino, con todos los datos en la cabeza y tras una leve parada gastronómica para reponer energías, nos adentramos con el coche en un paraje que es un laberinto de caminos que discurre por las estribaciones de la sierra. Son parcelas de olivares cerrados por cercas de piedra seca, algunas con unos gruesos desproporcionados, indicando así el duro trabajo que realizaron los que desmontaron estas laderas para convertirlas en agrícolas.
Barraca 84. |
La
primera barraca aparece cercana al estrecho camino asfaltado, sus
piedras calizas de tonos blanquecinos y grises se elevan entre las
copas de los olivos. Como siempre, conforme me voy acercando para
localizar su entrada, una emoción difícilmente descriptible me
invade. Me viene a la cabeza una frase de Mónica Alonso, aquella
primera investigadora que me involucró en estos temas, "soy
antropóloga porque desde pequeña lo viví de mi padre". Mi
familia me espera a la sombra por las horas que son, pero luego se
acercan para compartir mi admiración por estas modestas pero
ancestrales construcciones.
Efectivamente,
esta y otras en las que pudimos entrar, son chozas de piedra seca con
cubiertas realizadas por aproximación de hiladas, lo que se suele
llamar falsa cúpula. Casi todas son de planta circular en su
interior, mas o menos ovaladas. Exteriormente presentan una gran
acumulación de material pétreo, como si sirvieran también para
acumular las piedras de la parcela. Suelen estar exentas o
anexionadas a los cercados, a veces casi fundidos con ellos. Su aspecto exterior es muy variable, pero en general predominan las que
tienen unos perfiles escalonados, con dos o tres anillos de refuerzo.
El remate de las cúpulas suele estar abierto con un hueco de
ventilación y salida de humos, teniendo algunas perfiles bastante
apuntados, casi como capirotes, en catalán "cucurrulla".
Las dimensiones también son variables, pero suelen ser bastante
grandes en planta. Mas tarde pude comprobar en la fotografía aérea
algunas de entre 7.20 y 9.80 m. de diámetro exterior.
Proseguimos
la ruta, y empiezan a aparecer muchas mas, en un estado de
conservación y densidad que nunca había visto en ningún lugar (15
o 20 tal vez), en un trayecto relativamente corto. Con
posterioridad, ya sentado en el ordenador la sorpresa fue increíble;
haciendo un recuento en las imágenes de Google Heart pude localizar
hasta un mínimo de 83 construcciones en un área de 1 Km2. Esta
situación parece que solía ser habitual en algunas zonas del norte
de esta provincia, donde también se citan concentraciones similares
en Catí, Tirig y Albocásse, donde son llamadas "barraquillas o
casetas".
Barraca 6. |
La conexión con la vecina Tarragona es evidente, presentando esta provincia de Cataluña un impresionante patrimonio de barracas y otros elementos en piedra seca, reconocidos a nivel europeo. Son de sobra reconocidas hoy como un bien de interés patrimonial, habiendo sido profusamente documentadas sus técnicas, tipologías y usos.
Localización de las barracas. Fuente: Google earth |
Rafael, permíteme que te exprese mi admiración por la labor que realizas. Es verdad que te tiene que acompañar el ejecutivo, aunque supongo lo documentarías solo seguramente. Visto el plano de Google, es increible la cantidad de barracas, primero leí 84 y ya me mosqueé. Extraordinario e inmejorable reportaje que, ahí queda. Nosotros tuvimos la oportunidad de estar por la zona, pero un poco más bajo, el Maestrazgo, me impactó.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Gracias Paco; la verdad es que en esta Península Ibérica nuestra, hay sitios heredados increíbles.
Eliminar