Esta tipología, se caracteriza por el origen enteramente vegetal de su construcción. Tanto los paramentos, como las cubiertas se hacían de maderas y fibras vegetales. A diferencia de otros chozos más estables, estos tenían un carácter portátil, de ahí que su sistema de construcción se base en armaduras flexibles. La disposición del armazón se hacía con delgadas maderas moldeadas de forma curva, en similitud a las técnicas de cestería. Sobre este entramado flexible convenientemente trabado y atado se cosían distintos tipos de plantas (bálago de centeno, juncos o eneas). Son chozos realmente pequeños, que permitían su desplazamiento e incluso su desmontaje por piezas.
Eran realizados por los pastores de las comarcas de Los Pedroches y Alto Guadiato, donde según sus usos, aparecen distintas maneras para denominarlos. Se citan los circulares “Chozos de muda” y “Chozuelos”, destinados a resguardo de pastores en la vigilancia de las majadas. Las “Rosqueras”, peculiares elementos con distintos usos, como el cobijo de los perros, como lugar donde reservar la ropa elegante del olor a humo, e incluso de pequeño refugio donde pernoctar junto al aprisco para vigilar el ataque de los lobos. Su denominación viene de la forma de dormir acurrucada en su escaso espacio interior. Los “Chozos de mamparas” o “de culatas” permitían algo de más amplitud, por lo que eran utilizados también por la familia del pastor. Igualmente, su estructura desmontable optimizaba el esfuerzo de su construcción, condicionada por la necesidad de movilidad detrás de los rebaños en busca de pastos.
Algunos autores, ya definieron algunas de estas tipologías. Así, en Alcaracejos, los describe Rafael Cabanás[1]: "Constan de cuatro partes: dos de ellas llamadas mamparas, se disponen en tijera, llevando una de ellas la puerta; lateralmente se cierra el recinto mediante dos "culatas", construidas, como las mamparas, con un entramado de palos y monte. A las culatas se adosan las sencillas yacijas de los moradores". En cuanto a las “Rosqueras” ya fueron documentadas por Arturo Ramírez Laguna hacia 1986[2]: “el pastor construía un rosquero, que era una pequeña tienda de campaña transportable con suelo y paredes de junco sobre parihuelas donde se cobijaba el zagal de guardia junto al ganado”.
Igualmente, Bartolomé Valle Buenestado[3] refería que estas tipologías pedrocheñas tienen mucha afinidad con algunas zonas extremeñas y portuguesas, apreciación también extensible a otras comarcas limítrofes a las cordobesas, como el Valle de Alcudia (Ciudad Real) y la Sierra Norte (Sevilla), donde todas estas formas de albergues y refugios eran comunes, debido a la gran movilidad del oficio de pastor y su transmisión cultural. Esto demuestra la no exclusividad geográfica de este tipo de construcciones y la ausencia de límites políticos.
Uno de los lugares donde se ha conservado este patrimonio inmaterial, ha sido en Villaralto, donde en su magnífico “Museo del Pastor”, se han recreado estas formas de construcciones pastoriles. Son unas de las escasas recreaciones de chozos originales en la provincia de Córdoba, que se han hecho con un carácter divulgativo, museístico y de recuperación de este patrimonio etnográfico. Los chozos expuestos, fueron realizados por antiguos pastores locales (Ángel Gómez Gómez y Atilano Fernández Gómez) y representan las formas de arquitectura y vida pastoril de esta ancestral comarca ganadera de Los Pedroches. Se exponen varios tipos y elementos: un “Chozo circular”, algunas “Rosqueras” y una maqueta de un “Chozo de mamparas”. Dentro del chozo, se disponía uno o mas camastros , unas aguaderas para almacenar los cántaros con agua, un hogar central sobre losa de piedra donde calentarse y cocinar, y un “peralbillo”, especie de percha exterior donde almacenar los utensilios de cocina.
En uno de ellos, el armazón está compuesto por los “pies” y los “travesaños”; los primeros de palos y horquillas de encina (Quercus ilex sub. Ballota) que se colocan formando un corro circular que se traba con ataduras entre ellos, conformando un volumen semiesférico. Los segundos afianzan en sentido horizontal el anterior entramado mediante ramas flexibles de retama (Retama phaerocarpa); de esta manera se disponen formando anillos circulares a distintas alturas. El revestimiento, se hace como en este caso, de enea (Thypha ssp), pero también se empleaba rastrojo de trigo, centeno o juncos. Para su cosido se utilizaba un cordel de juncias trenzadas y una larga aguja de palo. Por ultimo toda esta cubierta se reforzaba por fuera, nuevamente con algunos anillos de retama. El suelo era simplemente tierra apisonada. La entrada se orientaba hacia el E. y disponía de una puerta hecha también de los mismos materiales empleados. El camastro se hacía atravesando unos palos sujetos horizontalmente a la estructura del chozo, luego se colocaba un jergón de paja, sábanas y mantas. Las “rosqueras”, seguían la misma técnica, aunque tenían la posibilidad de poder desmontarse su caperuza y enrollarse el resto para su transporte. Igualmente, se ha documentado es esta zona, la construcción de pequeños “chozos gallinero”, muy en similitud a ciertas áreas de Extremadura.
En Fuente Obejuna algunos informadores refieren igualmente, chozos circulares portátiles y de mamparas, idénticos a los pedrocheños. En Posadilla, existe una interesante recreación museística de un chozo de esta última tipología. En su Museo de Artes y Costumbres Populares, se presenta uno a escala que fue realizado por dos pastores locales ya fallecidos (Gumersindo Benavente “Silencio” y Arturo Sedano, “Arturete”). Está hecho con armadura de palos de encina y retama, y forrado exteriormente de juncos. En el exterior se disponía del “caramancho”, una percha hecha con una rama entera de encina, donde colgar todo tipo de utensilios.
Recreación de un "Chozo de mamparas" en el Museo de Artes y Costumbres Populares de Posadilla (Fuente Obejuna). |
A continuación, se muestra una pequeña presentación del proceso de construcción de un pequeño chozo que hicimos en Guadalcázar con bálago de centeno, siguiendo las técnicas empleadas en Sierra Morena y Extremadura.
[1] CABANÁS PAREJA, R. (1967). Los Pedroches. Estudios Geográficos, XXVIII, 59,106-107 pp.
[2] RAMIREZ LAGUNA, Arturo. (1986). Arquitectura popular: La vivienda tradicional en la provincia de Córdoba. En Córdoba y su provincia, tomo IV (Coord. Manuel Guarinos). Ed. Gener. Sevilla. pp. 290-313.
[3] VALLE BUENESTADO, Bartolomé (1978). Villanueva de Córdoba. Estudio Geográfico de un municipio de Los Pedroches. Excma. Diputación Provincial de Córdoba. 343-345 pp. Citando a (CABANÁS, 1967). “Los Pedroches” I, pag. 60.
Jo, Rafa, me has emocionado tela!!
ResponderEliminarSin palabras me encuentro...
Eusebio, muchas gracias por tus fotos, dibujos y la ayuda con la siega del centeno.
ResponderEliminarEstuve muy interesado en localizar fotografías antiguas de la fuente del Ochavillo por favor si alguno tenéis alguna foto mandármela a este email gracias Castel Romero arroba gmail.com
ResponderEliminar¿Se refiere a la aldea de Ochavillo del Río (Fuente Palmera)?
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