Hay que tener en cuenta que este término municipal se incluía a finales del siglo XIX como propio de Montoro, con indicación de sus cuatro aldeas o ventas, por lo cual, los datos aportados en 1887 por Manuel Cabronero[1] sobre su arquitectura, están englobados dentro de este último.
Así, la propia localidad de Cardeña disponía en 1887 de 130 edificios y albergues (casas y chozas); Azuel constaba igualmente de 145 casas y chozas; la Venta del Charco de 20 edificios y albergues sin alineación de calles; y finalmente en El Cerezo, únicamente se registran casas tejadas, aunque hacia los años 60 del siglo XX, aparecen chozas dentro de la aldea en un registro fotográfico[2], en el que al menos, se intuyen 7 construcciones de cubierta vegetal y muros de piedra entre una casa tejada. Al parecer, fueron construidas por los carboneros que desmontaron las dehesas de encinas y robles del entorno. Actualmente se han rehabilitado casi todas las casas de teja pero no las chozas.
De época mas reciente disponemos de algunos registros fotográficos, cartográficos y de toponimia, así como de algunas referencias orales, donde se citan las “chozas de hormazo”, como tipología y denominación propia de este sector oriental de Los Pedroches. Entre ellas, citar la “Choza de Juan Molinero”, el “Chozo de la Huertezuela”, y el “Cortijo de Choza Vieja”. Igualmente se citan referencias repartidas por dispersos parajes como “Barranco Chico”, “Venta de Los Locos”, “Navajuncosa” y “Cañadillas”.
Entre las construcciones aún conservadas, aunque sea en ruinas, se observan lo que fueron chozas mixtas de planta rectangular u ovalada con cubiertas vegetales a dos aguas (Choza II de Navajuncosa, Chozo de la Muda, Choza de Fuente Salobre, etc.). También aparece alguna circular de tipo cónica con zócalo de piedra en la “Cañada de Las Chozas”.
Por otro lado, también fueron frecuentes distintas formas de chozos vegetales, tanto fijos como desmontables de tipología común a toda la comarca. Reseñar en este sentido como ejemplo, el caso de uno que existió en la finca “El Risquillo” referido[3] y fotografiado en los años 50 del siglo XX en “La Majá”, donde vivía la familia Caballero. La construcción se abandonó diez años después y se incendió hacia 1980.
No hay comentarios:
Publicar un comentario