miércoles, 8 de febrero de 2012

La Antigüedad.

Durante el periodo Romano, y dentro del considerable avance tecnológico incorporado en la Península Ibérica, se incluye la innovación del sistema de cubiertas de las viviendas. Aparece por primera vez la teja “tégula”, que sustituye a las cubiertas vegetales en gran parte de “Hispania”. La profusión con la que hasta hoy en día se encuentran restos de estas piezas cerámicas, nos hace pensar en una masiva utilización de tejas, tanto en edificios nobles como en villas rurales y caseríos agrícolas, lo que no descarta que pudieran también existir casas con techumbre vegetal o chozos. De hecho, en el poblado minero de “La Loba”, en Fuente Obejuna datado en el I siglo a. C., se excavan[1] cuatro o cinco casas tipo chozas, en las que se hacinaban los esclavos que trabajaban en la extracción de plomo argentífero. Son habitaciones pequeñas, levantadas sobre el granito y con suelo de tierra. Como cimentación tienen una pared de piedra, de pocos centímetros de altura, cogida con barro. Debían estar fabricadas de ramaje y serían muy parecidas a las chozas actuales que se ven en la provincia de Cádiz, según este autor.


"Font Mellaria" desde el Cerro Masatrigo.

Existe una muy interesante descripción que ilustra el origen de este tipo de arquitectura, remontándose a lejanos periodos de nuestra historia. Así Vitruvio Polion[2], refiere ya en el siglo I a. C.:  


“Al principio plantaron horcones, y entrelazándolos con ramas, levantaron paredes que cubrieron con barro; otros edificaron con terrones y césped seco sobre los que colocaron maderos crudos, cubriendo todo ello con cañas y ramas secas para resguardarse de las lluvias y del calor; pero para que semejantes techumbres pudieran resistir las lluvias invernales, las remataban en punta y las cubrían con barro para que a merced de los techos inclinados resbalase el agua. Podemos explicarnos que esto pasó así en sus orígenes, como hemos dicho, por que hoy mismo lo vemos en algunas naciones, como en Galia, Hispania, en Lusitania y en Aquitania, cuyos edificios aún se siguen cubriendo con chillas y bálagos.”

                                 

[1] BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J. M. (1981). Poblado de esclavos mineros en Fuenteobejuna. Revista de Arqueología 3. 7-12 pp.
[2] VITRUBIO, Polión. “La vivienda en Lusitania”, De Arquitectura, Lib.II; Cap.1.


No hay comentarios:

Publicar un comentario